El declive que se empezó a pronunciar en el valor del dólar hace pocas semanas y que provocó la exaltación de empresarios y de exportadores, tendría como único objetivo “desalentar cualquier maniobra especulativa así como castigar a quienes actuaron en ese sentido”. Así lo aseguró el economista director del Plan Fénix Abraham Gak, quién subrayó que “aunque el efecto será pasajero” es preciso ser prudente con ese tipo de medidas, dado que las bases del modelo contemplan “un tipo de cambio alto” y la caída de la divisa norteamericana podría “poner en peligro la competitividad de las manufacturas argentinas frente a la extranjeras”
En efecto, luego de que los rumores de un nuevo corralito dieran lugar a una corrida financiera que tuvo como consecuencia una leve alza del tipo de cambio, el Banco Central tomó la decisión de deshacerse de una buena cantidad de dólares, lo que produjo una sorpresiva depreciación de esa moneda, que en tan solo en un mes acumuló una baja de doce centavos.
Esa medida fue bien recibida por los especialistas que consideran que la economía del país debe acompañar la baja del dólar que tuvo lugar a nivel internacional, pero despertó cierta preocupación entre aquellos que consideran que la protección de la producción nacional requiere que se mantenga un tipo de cambio alto.
En este sentido, Gak estimó que de mantenerse una baja pronunciada se “desalentaría las exportaciones industriales locales e incentivaría la llegada de bienes de consumo del exterior”.
De esta manera, en ese contexto caracterizado por la baja de la producción, el especialista ubicó el “riesgo” de que se produzca “un enfriamiento de la economía”, al tiempo que criticó al Central por “ocuparse únicamente de controlar la inflación”, sin tener en cuenta “las consecuencias negativas”.
Por su parte, el economista Aldo Abram consideró que la caída del dólar “fue una política acertada del Banco Central” debido a que “demuestra a los argentinos su voluntad de defender el valor del peso”. A su vez, agregó que “es un factor que ayudará a moderar la inflación y sobre todo mejorará la situación de los sectores más pobres, que son los que más se perjudican cuando los precios se aceleran”.
En efecto, luego de que los rumores de un nuevo corralito dieran lugar a una corrida financiera que tuvo como consecuencia una leve alza del tipo de cambio, el Banco Central tomó la decisión de deshacerse de una buena cantidad de dólares, lo que produjo una sorpresiva depreciación de esa moneda, que en tan solo en un mes acumuló una baja de doce centavos.
Esa medida fue bien recibida por los especialistas que consideran que la economía del país debe acompañar la baja del dólar que tuvo lugar a nivel internacional, pero despertó cierta preocupación entre aquellos que consideran que la protección de la producción nacional requiere que se mantenga un tipo de cambio alto.
En este sentido, Gak estimó que de mantenerse una baja pronunciada se “desalentaría las exportaciones industriales locales e incentivaría la llegada de bienes de consumo del exterior”.
De esta manera, en ese contexto caracterizado por la baja de la producción, el especialista ubicó el “riesgo” de que se produzca “un enfriamiento de la economía”, al tiempo que criticó al Central por “ocuparse únicamente de controlar la inflación”, sin tener en cuenta “las consecuencias negativas”.
Por su parte, el economista Aldo Abram consideró que la caída del dólar “fue una política acertada del Banco Central” debido a que “demuestra a los argentinos su voluntad de defender el valor del peso”. A su vez, agregó que “es un factor que ayudará a moderar la inflación y sobre todo mejorará la situación de los sectores más pobres, que son los que más se perjudican cuando los precios se aceleran”.
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