
Según los habitantes del barrio, la manzana en cuestión “hace más de 20 años” que está abandonada, lo que para ellos constituía “un peligro latente” porque el predio era un lugar de reunión elegido por drogadictos y mal vivientes; en sus inmediaciones se encontraban autos robados y se cometían hechos delictivos.
Las declaraciones de los vecinos se deben a que Caritas desligo responsabilidades ante un rumor de que "inescrupulosos" intentaban lucrar con la venta de esos terrenos.
“cuando ocupamos el predio nos habían dicho que no querían una villa, así que tratamos de levantar viviendas de material”, asegura uno de los vecinos, y aclara: “somos gente trabajadora, que vivimos alquilando o de prestado en los hogares de nuestros padres o suegros”.
Daniel Videla y Oscar Montiel, funcionarios municipales identificados como coordinadores de la Subsecretaría de Gobierno, se reunieron con los vecinos pero aún no lograron que la problemática sea resuelta.
Cuando a los ocupantes se les informó que el terreno no podía ser parcelado por ya tener un dueño, propusieron un plan de pagos, pero los coordinadores argumentaron que se encontraban recien empezando una mesa de diálogo e instaron a que se forme una comisión de vecinos para continuar con las conversaciones. Según los emisarios del municipio, el intendente Fernando Espinoza estaba muy ocupado en ese entonces para atender en forma directa los reclamos.
Los ocupantes, dividieron la manzana en 23 lotes, realizaron gestiones ante Edenor, Aguas Argentinas y el municipio para dar forma legal a su incursión y contar con los servicios esenciales. La empresa de energía instaló un medidor comunitario, en tanto la de aguas aún no accedió al pedido y desde el Gobierno comunal todavía no se brindaron respuestas.
Las viviendas, son precarias, pero en su mayoría están hechas de material y otras tantas se encuentran en proceso de construcción
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